El cambio climático es un reto global e inequívoco,
cuyas consecuencias se verán reflejadas en el funcionamiento de los ecosistemas
y de los servicios ambientales que proveen.
En las últimas décadas, se ha identificado un importante incremento
en la concentración de Gases de Efecto Invernadero (GEI), provenientes
principalmente de las actividades antropogénicas, que han alterado la
composición química atmosférica y cuyo resultado se ha visto reflejado en un incremento
de la temperatura promedio del planeta, que podría llegar a sobrepasar los
4°C hacia finales de siglo, además de los cambios en la frecuencia de eventos
extremos del clima, tales como la sequía o el incremento en la intensidad de los
fenómenos meteorológicos.
La Diversidad Biológica, expresión que define la
variedad de vida en la Tierra, proporciona, a través de sus ecosistemas, bienes
y servicios que sostienen nuestras vidas. Es posible que, antes del fin
de este siglo que aún comienza, el cambio climático se convierta en la fuerza
directa dominante de la pérdida de la diversidad biológica. Sus impactos son
una seria inquietud para el Convenio
sobre la Diversidad Biológica (CDB). Dicho Convenio reconoce también que
existen grandes oportunidades para mitigar el cambio y adaptarse
al mismo, aumentando a la vez la conservación de la diversidad
biológica.
La Unión Europea propone como instrumentos, para combatir
los efectos del cambio climático sobre la biodiversidad y los servicios de
los ecosistemas, medidas que favorezcan la integridad de los ecosistemas
y su resiliencia, que fomenten la conservación, que promuevan la
conectividad y la permeabilidad de los espacios naturales, especialmente los
protegidos.
En nuestro país, el cambio climático es el punto de
partida de las actuaciones del Gobierno en materia de medioambiente y para
hacerle frente se elaboran medidas destinadas a proteger el patrimonio natural
y la biodiversidad, controlar las inundaciones, cuidar la costa o gestionar mejor
los residuos. Prueba de esto es la remisión a las Cortes, el 18/05/2021 pasado,
del proyecto de Ley de Residuos y Suelos Contaminados para impulsar
una economía circular y baja en carbono.
En HISPALFORM, destacamos la importancia de la sensibilización
y capacitación para el control de las emisiones de GEI. Esta
importancia radica en el control y reducción de las emisiones o en fijar el
dióxido de carbono contenido en la atmósfera y así, mitigar el cambio
climático. Entre los conceptos que han surgido para cuantificar las emisiones
de GEI y enfocar esfuerzos de mitigación está la Huella de Carbono. Ésta
consiste en un recuento de las emisiones de GEI que son liberadas directa
o indirectamente por las actividades de un individuo, organización, evento o
elaboración de un producto, siguiendo procedimientos internacionales aprobados.
Desde aquí, hoy conmemoramos el Día de la Diversidad Biológica,
aportando la formación para conocer los fundamentos y aprender a calcular la Huella de Carbono de Organización, considerada como una metodología muy útil para
el desarrollo de estrategias y políticas para la reducción de emisiones
de dichos gases.